Carballo a un paso

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Resurgir del ciprés que esconde parte de la historia de Carballo

Los creadores Isa Fernández y O’Mighelo aprovecharon la madera única del árbol para perpetuar su vida y rendir un homenaje a la emigración

Isa Fernández y O Mighelo posando en la escultura en el Rego da Balsa

Isa Fernández y O Mighelo posando en la escultura en el Rego da Balsa

En el ratito que estamos en el Parque Rego da Balsa para realizar las fotos que ilustran este artículo, vecinos y vecinas de todas las edades -especialmente niños y niñas- no dejan de acercarse a la escultura "Rexurdimento" ("Resurgir"), situada desde hace aproximadamente un mes en el Parque Rego da Balsa. Segundo intuyen que están delante de los creadores de la obra, pronto comienzan las preguntas: "¿Cuánto tiempo os llevó hacerlo?", "¿Para qué es la cuerda que rodea las figuras?", "¿Qué tipo de árbol empleastéis para hacer la escultura?". Y pronto comienzan también las felicitaciones por su iniciativa. Los creadores Isa Fernández y Miguel Anxo Calvo, conocido artísticamente como O'Mighelo, han sido quienes han creado este homenaje a la emigración y están muy satisfechos y agradecidos por la buena acogida de los vecinos y vecinas a su trabajo, una labor que contribuye a que el ciprés centenario que le dio vida a la escultura mantenga su raíz en la historia de Carballo por muchos años más. En otro jardín, en otros tiempos y con nuevo impulso...

En tan solo un mes la escultura ya ha pasado a formar parte de la imagen urbana de Carballo y del Parque de Rego da Balsa

Pero esta historia empezó el 30 de diciembre de 2015, cuando a una racha de viento se le dio por tirar un ciprés centenario situado en el corazón del Jardín Municipal. El árbol estaba muy deteriorado por dentro y los fuertes temporales de aquel invierno terminaron de tumbarlo. Se marchó pacificamente -a pesar de su enorme peso y tamaño- sin dejar más rastro que un par de baldosas quebradas y mucha expectación entre el vecindario. Uno de esos vecinos, O'Mighelo, se acercó ese mismo día al Ayuntamiento para proponer que ese árbol tuviese una nueva vida en forma de expresión artística. Después de conseguir el permiso, lo habló con sus compañeros y compañeras creadores, y finalmente Isa Fernández se sumó al proyecto, que tardó un tiempo en materializarse.

Mover a base de grúa

Vista general de la escultura

Vista general de la escultura

"Fue muy difícil trabajar por lo deteriorada que estaba la madera", explica Isa, y fue el propio árbol el que fue marcando cuantas piezas podían hacerse según iban rompiendo las ramas. Al principio pensaron en realizar por separado una pieza cada uno, pero al final la colaboración resultó ser mucho más enriquecedora. Tuvieron que tratar la madera antes, durante y al final del proceso pero "intentamos respetarla lo máximo posible", subraya O'Mighelo. Durante el trabajo, en el taller de cantería del Fórum Carballo, llegaron a encontrar clavos centenarios en el interior de la madera, y también trozos que partían a cada instante. Por eso, aunque el proceso escultórico en sí con la moto sierra les llevó un mes, la labor completa fue de varios meses. Y, al ser madera maciza, moviendo las piezas con la ayuda de una grúa, aunque en el caso de las más pequeñas "alguna vez incluso a pulso", señala Isa recordando el esfuerzo. Además, explica que aprendieron día a día a trabajar la madera, que no es un elemento que hubiesen manipulado con anterioridad, pero al que le fueron pillando el tranquillo. "Estoy acostumbrada al barro, que muchas veces rompe y al final pierdes el trabajo. Pero con la madera va quedando lo que haces y poco a poco me fue gustando cada vez más", asegura. Termina diciendo "¡lo pasé pipa!".

Los autores explican que "el ciprés ha visto muchas cosas, mucha gente pasando, muchas ferias, muchas despedidas", y de ahí el homenaje

¿Por qué la emigración? Pues porque "el ciprés ha visto muchas cosas, mucha gente pasando, muchas ferias, muchas despedidas", subraya O'Mighelo, que añade que "es algo que forma parte muy importante de la historia de Carballo y de Bergantiños". Y qué mejor manera de reflejarla que con una maleta que marcha, el sofá del hogar y una familia dividida, pero que siempre estará unida a pesar de que lo esté a través de los sufrimientos de un alambre de espino... Casualmente el ciprés también forma parte de la historia de O'Mighelo, que asegura que bajo este árbol "me hice un hombre". Y fue en 1977 durante la manifestación contra la explotación de Baldaio, cuando él aún era un chaval. "Cuando vi correr a toda esa gente delante de las armas decidí que si algún día tenía que correr, sería también delante". Asegura que ese día tomó conciencia de él mismo y de su lugar en el mundo, y de la "injusticia" que estaba sucediendo. Y el ciprés esconde miles de historias como esta.

Mientras retiraban y tiraban de la madera para darle forma, ellos ya tenían claro dónde querían situar su escultura. Querían que fuera en un jardín y con árboles cerca, en contacto con la naturaleza, y pensaron en el Rego da Balsa. Las piezas fueron diseñadas para estar situadas donde están y se nota que encajan perfectamente en el paisaje. Ahora, gracias al trabajo completamente altruista de Isa Fernández y de O'Mighelo, el ciprés comienza una nueva historia. De hecho, los creadores de "Rexurdimento" explican que la madera sigue viva, y que será interesante ver cómo evoluciona con el paso del tiempo. A lo mejor consiguen que el ciprés acabe siendo eterno...


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