Carballo a un paso

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Manolo Rivas en la Praza dos Libros de Carballo

"El primer regalo que le hice a mi madre fue un pan de Carballo"

Vino a Carballo a presentar su último libro, As voces baixas [Las voces bajas], y aprovechamos para hablar con él. Lo que iba a ser una entrevisto pronto giró, en manos de este alquimista de las palabras, hacia una conversación. Manolo Rivas nos demostró que sabe mucho de Carballo. En Carballo escribió partes de O lapis do carpinteiro. De Carballo era el pan que fue el primer regalo que le hizo a su madre de pequeño. Y sobre Carballo, el Anllóns, el pasado republicano, l@s feriantes, l@s moinantes…  le gustaría llegar al extracto de lo invisible.

Manolo Rivas

-Carballo es Costa da Morte y tú vives en A Costa da Morte...

-Vivo un poco nómada, entre A Coruña y Costa da Morte, aunque para mí A Coruña es también Costa da Morte. Para mí hay un continuo entre Montealto, donde nací, el Orzán, O Portiño, San Pedro, Barrañán…


-Me imagino que conoces bien Carballo…

-Mi hijo y mi hija, cuando vivíamos en el Valle de Soneira, vinieron aquí al conservatorio varios años, cosa de la que estamos muy agradecidos. Yo los traía, paraba aquí en Carballo y he escrito muchas cosas aquí.

-¿Has escrito cosas aquí?

-Muchas porque pasaba horas aquí. Tenían horarios distintos y eran dos. En O lapis do carpinteiro, hay cosas que están escritas en la biblioteca de Carballo y en algún bar. Pero conocer bien es difícil porque una cosa es pasar muchas veces por un sitio, incluso parar, conocer lo visible, y otra es ahondar en lo invisible, y tengo pendiente profundizar mucho más en Carballo. Profundizar significa no quedar en la corteza de las cosas, ahondar en la memoria de la gente… Hay aspectos de Carballo en los que me gustaría afondar…

-¿En qué te gustaría ahondar?

-Desde luego en momentos históricos, como el tiempo de la República o de la Guerra Civil. Carballo jugaba entonces un papel central en el desarrollo de Galicia en la época de la República, en los planes que había en aquel momento, por ejemplo, el de una línea férrea que querían hacer desde A Coruña hasta Cee, pasando por Carballo. También me gustaría profundizar en otra época, en la que Carballo era para nosotros, jóvenes de A Coruña, centro de la movida, en los años 80…

" El Anllóns, junto con el Miño, son ríos que no sólo son parte de la geografía, sino también de la psicogeografía emocional. El Anllóns cuenta historias, tiene la memoria de la gente que miró para él, que le habló…"

-En un libro tuyo hablabas de A Revolta, una discoteca carballesa muy en auge por aquel entonces…

-Sí, A Revolta, As Airas… No le llamemos movida, a mí me gusta más la palabra "revolta" [revuelta]. Me gusta también mucho el mundo de los feriantes, de los moinantes, muchísimo… El propio río… Yo tengo muchas ganas de hacer una historia del río Anllóns, ese río que tiene un carácter simbólico tan grande. Al fin y al cabo el mundo es agua organizada. Me gustaría darle voz al río.

-¿Simbólico por qué?

-Todo el río, decía Cunqueiro, es un amado hogar. Pero es que los ríos eran el lugar por excelencia, donde se fundaron los primeros pueblos, los lugares…, y además tiene esa condición de alfa y de omega. A una persona el río le pasa por dentro. El Anllóns ya cambió mucho en Carballo, está muy recuperado, pero habría que revalorizarlo más aún, y no sólo en Carballo. El Anllóns, junto con el Miño, son ríos que no sólo son parte de la geografía, sino también de la psicogeografía emocional. El Anllóns cuenta historias, tiene la memoria de la gente que miró para él, que le habló…

-También daría para una buena historia la antigua mina de wolframio del Monte Neme, tan en auge en la II Guerra Mundial, cuando el mineral era vendido al bando nazi y los espías pululaban por la zona…

-Son historias, además, que tienen una dimensión internacional. Aún hace poco leía una publicación extranjera en la que aparecía Carballo al hablar del wolframio gallego que era usado por los nazis. Y después está el pan, que debería estar en el escudo nobiliar.

"En O lapis do carpinteiro, hay cosas que están escritas en la biblioteca de Carballo y en algún bar."

-¿Te gusta el pan de Carballo?

-En As voces baixas el pan de Carballo aparece mencionado en el primero capítulo. Siendo muy pequeño, un padrino mío que era viajante y vendía especies, me llevó con él a Fisterra. Iba parando en todos los restaurantes. Te estoy hablando seguramente del año 62. Y recuerdo que, al regreso, paró en Carballo y compró un pan que era casi tan grande como yo, y me dijo que se lo diera a mi madre. Yo volví abrazado al pan. El primer regalo que yo le hice a mi madre fue un pan de Carballo.

-En As voces baixas también hablas de O Xestal…

-También. La historia de O Xestal me impresionó mucho porque también era parte de la infancia el escucharlo. Era un personaje muy popular, triunfante. Aparecía todos los domingos en la radio. A parte de algunas piezas folclóricas, era la única persona que hablaba en gallego en la radio, con ese humor y esa ironía que te hacía reír tanto. Después me olvidé de O Xestal pero cuando empecé a trabajar en el periodismo me encontré con su otra historia, la historia dramática de una persona que cayó en desgracia y que fue perseguida por su condición de género, por su carácter homosexual. Te hace ver lo terrible que era aquello. Después hablé con él y me contó su historia, lo mal que lo pasó en la cárcel…

-Un lugar preferido en Carballo…

- Por supuesto, toda la costa. También me gusta mucho la carretera de Carballo a Santiago, ese valle que hay al salir del pueblo, maravilloso. A mí me gustan mucho los alrededores, los campos de maíz, reconocer este Carballo que era capital del cereal, la despensa, el hórreo de Galicia. Me gusta mucho el tipo de construcción, las pequeñas aldeas. ES una comarca que me sienta muy bien. Con razón se decía eso de que "Nemancos, Soneira, Bergantiños, deberían estar escritos con hilos de oro en el mapa del antiguo reino de Galicia".


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